Miniaturas sobre ramas de madroño
90 x 80 x 28 cm
¿A dónde me voy tras salir de casa? El éxodo propio es un camino ajeno, un laberinto de
muros con púas y puentes incendiados. Regresar a la cuna es una derrota, sólo queda andar a ciegas o sentarse en la banqueta a esperar a que se abra alguna puerta. Atrás permanecen las voces de los fantasmas que no lograron huir, delante se abren dos paisajes: uno terrible con la certeza de enemigos, donde los ríos son trampas y las montañas fronteras, las aves delatan, los perros arrinconan y las llamas del fuego se extienden para expulsar; y otro donde las hojas caen de los árboles para trazar veredas, en cada cueva hay un hogar, en cada charco un manantial, flores en las huellas. Existe una alianza secreta entre todos los que extrañamos algo que no podemos tocar.